Tres danzas

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Dedicado al cuarteto de clarinetes “Vert”.

Este no es un trabajo en el que la dificultad técnica o virtuosística sea la característica principal de la composición. La claridad de ideas, el diálogo, el contrapunto y el ritmo son los pilares fundamentales de la misma. El lenguaje armónico se mueve entre lo tonal, modal y cromático. La instrumentación del cuarteto con tres clarinetes en Sib y clarinete bajo no es ocasional. Las amplias distancias que se forman en muchas ocasiones entre clarinete bajo y el clarinete 3º, crean un espacio sonoro más abierto y tal vez más propio de un contrabajo.

La danza inicial es de una gran sencillez en cuanto a líneas melódicas y rítmicas, (casi se podría decir que hasta inocentes), pero con un sentido de conjunto formal muy definido.

La danza central es de gran delicadeza interpretativa. El ritmo, junto con el juego melódico, se funden y crean un ambiente de gran delicadeza y tal vez algo nostálgico.

La utilización de compases dispares junto con otros que no lo son, hace que el interés rítmico adquiera una mayor importancia. La contracción de la línea melódica a través de la disolución de sus células temáticas al final del movimiento para cadenciar, es también una característica a tener en cuenta.

La danza final es sin duda la de mayor dificultad técnica. Además se funden en ella estilos formales como el clásico, moderno y impresionista. Podemos distinguir también  la mezcla de una armonía tonal, modal y cromática. Los cambios rítmicos juegan un papel destacado en el devenir de este movimiento.